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Crítica del juego Crashlands

Crashlands es uno de esos juegos que casi desafían la categorización, ya que incorpora aspectos de muchos géneros diferentes. Lleva en Steam desde 2016 y en dispositivos móviles casi el mismo tiempo. Además, ha llegado a Xbox One y Xbox Series X. Un conjunto como éste demuestra que los jugadores están enganchados al producto, razón por la cual los creadores han introducido versiones en las principales plataformas y consolas.

Parcela

Flux, el personaje con el que jugamos, y Juicebox, nuestro fiel compañero robot, trabajan como mensajeros intergalácticos, entregando paquetes a otros mundos. Cuando la nave a la que llaman hogar se desplaza entre planetas, los héroes no tienen nada mejor que hacer. Pero todo cambia un fatídico día.

Una cabeza flotante llamada Hugoduko los saca de una burbuja warp cuando pasan por el planeta Voanope. Finalmente, su nave es destruida por el villano y tienen que evacuar. Los héroes saltan a una cápsula de escape y se dirigen a Woanope.

El título del juego es bastante acertado. Ahora que el barco se ha convertido en una ruina humeante, las posibilidades de entregar los paquetes a tiempo parecen escasas, y aquí es donde comienza la aventura. Flux y Juicebox deben sobrevivir, construir un refugio y ponerse en contacto con su empresa para ser rescatados.

Jugabilidad de Crashlands para móviles

Características

Uno de los muchos géneros de Crashlands es la recolección de recursos. Cuando miras a tu alrededor, en las inmediaciones del lugar donde la cápsula de los héroes se estrelló en el planeta, puedes encontrar diversas plantas, árboles, etc. Se pueden arrancar y reciclar para reunir los materiales necesarios. Esto alimenta hábilmente el segundo género: la artesanía y la construcción.

Para talar árboles, necesitarás una cuchilla, y por suerte Juicebox puede proporcionarte un plano de cómo hacerlo. Un buen detalle al ver los objetos que puedes fabricar es la posibilidad de llevar un registro de los recursos necesarios para crearlos. Aparece en la esquina superior derecha de la pantalla y muestra en rojo lo que queda por recoger y en verde los elementos que son suficientes, lo que facilita ver dónde hay espacio para la tarea que se está realizando.

A esto también contribuye la capacidad de teletransportarse instantáneamente a su casa o a cualquiera de los telépatas que se pueden encontrar en el campo, lo que facilita la recogida y creación de objetos.

Los objetos, como las armaduras y las armas, que se pueden construir más adelante a medida que se avanza por Crashlands, vienen en diferentes calidades. Así que si haces una coraza, por ejemplo, y resulta ser un objeto blanco, debes destrozarla. A esto le sigue un reintento, ya que la calidad sube a naranja para los equipos legendarios, a azul y morado en la escala de clasificación de equipos de videojuegos aceptada.

Además

A medida que se progresa y se obtiene mejor equipo, se puede empezar a luchar contra la fauna local, lo que abre nuevas vías de artesanía. Las batallas en Crashlands son un poco extrañas debido a la mecánica original.

Las primeras criaturas a matar serán los wompits, que atacan saltando en el aire y realizando un ataque AoE. Así que tienes que salir de la zona, conseguir una cerradura, correr y golpearlos un poco. Esto hace que luchar contra los enemigos con nombre más fuertes sea un poco difícil, pero en general funciona. Afortunadamente, los objetos curativos (siempre que se hayan recogido, como el baconwein) están ligados al gatillo derecho, por lo que curarse en mitad del combate es bastante sencillo.